Los suelos laminados son una excelente opción para darle un toque moderno y elegante a cualquier espacio. Existen diferentes tipos de suelos laminados que se clasifican según su uso y resistencia, lo que nos permite elegir el más adecuado para nuestras necesidades. En este artículo, vamos a explorar los diferentes tipos y su clasificación según su uso y resistencia.

Tipos de suelos laminados

En el mercado actual, podemos encontrar una amplia variedad de suelos laminados, cada uno con características técnicas y acabados estéticos únicos. Algunos de los tipos más comunes son los siguientes:

  • Suelos laminados de madera: Estos imitan la apariencia de la madera natural y ofrecen una gran variedad de colores y texturas.
  • Suelos laminados de piedra: Este tipo imitan la apariencia de la piedra natural y son ideales para espacios con un estilo rústico o industrial.
  • Suelos laminados de baldosa: Los suelos laminados de baldosa imitan la apariencia de las baldosas cerámicas y son una excelente opción para espacios como la cocina o el baño.

Clasificación según el uso y resistencia

La clasificación más común de los suelos laminados se basa en su uso y resistencia. Esta clasificación se divide en dos categorías principales: uso doméstico y uso comercial. A su vez, cada una de estas categorías se subdivide en tres grados de uso: moderado, general e intenso. Esta clasificación sigue la norma europea EN 13329 y asigna un número a cada grado de uso, como se muestra a continuación:

Uso doméstico exclusivo

  • Clase 21: Para uso doméstico moderado.
  • Clase 22: Para uso doméstico general.
  • Clase 23: Para uso doméstico intenso.

Uso doméstico / comercial:

  • Clase 31: Para uso doméstico intensivo y comercial moderado.
  • Clase 32: Para uso doméstico intensivo y comercial normal.
  • Clase 33: Para uso doméstico intensivo y comercial intenso.
  • Clase 34: Para uso doméstico intensivo e industrial moderado.

Además de esta clasificación, los suelos laminados también se evalúan según su resistencia superficial a la abrasión. Esta evaluación se realiza mediante la prueba de Taber, que consiste en someter al suelo a una serie de frotados con un rodillo provisto de una lija. Según el número de vueltas que aguante el suelo, se determina su clasificación, que también está establecida en la norma EN 13329:

  •  AC-3: Más de 2,500 vueltas.
  • AC-4: Más de 4,000 vueltas.
  • AC-5: Más de 6,500 vueltas.

En resumen, la clasificación de los suelos laminados según su uso y resistencia nos permite elegir el tipo de suelo más adecuado para cada espacio, garantizando durabilidad y resistencia a lo largo del tiempo.

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